COP 12 - Press Cuttings


DISCURSO DE APERTURA DE WILLEM WIJNSTEKERS, SECRETARIO GENERAL DE LA CITES

Santiago, 3 de noviembre de 2002

Excelencias, Miembros del Cuerpo Diplomático, Señoras y Señores,

Deseo, en primer lugar, felicitar al Gobierno de Chile por la decisión de acoger la presente reunión, decisión que requería visión de futuro, mucho valor, e importantes recursos financieros y humanos. Muchos integrantes, tan comprometidos como dedicados, de la administración chilena han trabajado sin descanso durante casi dos años con objeto de hacer que ésta sea la mejor reunión de la Conferencia de las Partes en la historia de la CITES. He llegado a conocerlos bien, y confío plenamente en que dentro de dos semanas todos podamos llegar a la conclusión de que alcanzaron sus objetivos. Al expresar nuestra sincera gratitud al Gobierno de Chile por acoger esta reunión, tengo la seguridad de que hablo en nombre de todos los delegados de más de 150 países, del impresionante número de participantes de organizaciones no gubernamentales de todo el mundo y de la prensa mundial aquí congregada las próximas semanas en esta gran capital de su hermoso país. Quiero también expresar mi agradecimiento a las autoridades aeroportuarias y a la ciudad de Santiago por las medidas que han adoptado para facilitar las cosas y garantizar la seguridad de los delegados.

La presente reunión es importante para el futuro de la CITES, para la conservación de la fauna y flora silvestre del mundo, para sensibilizar al planeta sobre los problemas de la vida silvestre en general, y como vehículo para sensibilizar al público sobre la conservación de la naturaleza en Chile y América Latina en particular. Las organizaciones no gubernamentales y los medios de comunicación de Chile y de toda Latinoamérica podrán asistir a la reunión y seguirla más de cerca que nunca. Los efectos secundarios de una reunión como ésta son muy importantes, y aunque esto sea algo difícil de medir, los recursos invertidos para acoger a la reunión revertirán indudablemente en Chile y en este continente, tanto durante la reunión como mucho tiempo después.

Señoras y Señores: el próximo mes de marzo celebraremos el trigésimo aniversario de la creación de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres. A mi juicio, en esos 30 años, la CITES ha llegado a ser un acuerdo de importancia rápidamente creciente, y se ha convertido con mucho en el instrumento jurídico internacional más eficaz en la esfera de la conservación de la naturaleza. Durante esta reunión tendremos la posibilidad de dar la bienvenida oficial a dos Partes más, hasta alcanzar un total de 160. Es evidente que en muchos aspectos la CITES está funcionando mejor que nunca.

Desafortunadamente, también hay motivos de grave inquietud. Hay un abismo rápidamente creciente y muy preocupante entre el número cada vez mayor de actividades y resultados que las Partes y otros esperan de la CITES y su Secretaría y los medios que se ponen a su disposición para satisfacer esas expectativas. Por consiguiente, las decisiones sobre cuestiones presupuestarias son algunas de las cuestiones más importantes que esta reunión tiene ante sí. Revelarán hasta qué punto tomamos en serio la conservación de la fauna y flora silvestres. Revelarán hasta que punto tomamos en serio esta Convención, y el papel que podrá desempeñar en el futuro para la conservación y ordenación de la fauna y flora silvestres en los países en desarrollo donde tienen su origen.

A falta de la necesaria financiación básica, la CITES no podrá explotar plenamente y su gran potencial, y corremos grave riesgo de no sólo abandonar a las muchas especies de animales y plantas a las que aparentemente otorgamos tanta importancia, sino también de defraudar al mundo en desarrollo en su lucha por conservar la fauna y flora silvestres frente a las muchas amenazas que éstas afrontan.

En la Secretaría dedicamos mucho tiempo y esfuerzos a obtener contribuciones voluntarias adicionales al Fondo Fiduciario. Como consecuencia de ello podemos ejecutar importantes proyectos complementarios, pero nuestras actividades no deben hacerse más dependientes de esas contribuciones voluntarias. Es un error adoptar decisiones importantes y después hacer que su aplicación dependa de financiación exterior. Es un error depender de contribuciones voluntarias, porque hace casi imposible preparar y planificar proyectos importantes. Por encima de todo, es un error porque crea falsas esperanzas en los países en desarrollo. ¿Cuantas decisiones no pudieron aplicarse en el pasado porque nunca se obtuvo la necesaria financiación?. En consecuencia, insto encarecidamente a las Partes a que pongan coto a esta evolución negativa y prevean la financiación de las decisiones al mismo tiempo que las adopten.

La presencia de tantos representantes de organizaciones no gubernamentales y de los medios de comunicación es indicio claro de la importancia que los ciudadanos del mundo otorgan a la CITES. El mundo nos está observando. No podemos permitirnos el lujo de defraudarles, no podemos defraudarles.

Como es natural, entre las importantes decisiones que tenemos ante nosotros destacan las relacionadas con el nivel de protección que damos a las especies. Las que han sido objeto de los debates más apasionados en la historia de la CITES son, sin duda, los elefantes y las ballenas. Figuran de nuevo prominentemente en el orden del día de esta reunión, y una vez más atraerán la mayor parte de la atención. Confío en que esta reunión llegue a conclusiones prudentes y adopte las decisiones adecuadas también cuando los principios, las opiniones y las convicciones son muy distintos. Debatir cuestiones difíciles con un alto nivel de respeto y comprensión de otras opiniones, por muy distintas que éstas puedan ser, es ciertamente una buena tradición de la CITES. Espero que esa tradición se mantenga en esta reunión. Como en cualquier proceso democrático, habrá transacciones y decisiones adoptadas por mayoría frente a una minoría. En consecuencia, no todos saldrán de esta reunión con lo que hoy esperan obtener. No obstante, si los debates han sido abiertos y equitativos, todos deberían poder aceptar los resultados del proceso, y dentro de dos semanas reflexionar con satisfacción sobre la reunión.

Sé que la prudencia, los conocimientos y la experiencia de las Presidencias de la Conferencia y sus Comités son una garantía para un debate en el que cada persona y cada opinión tendrá oportunidad de manifestarse. Deseo a las Presidencias el mayor de los éxitos y mucho valor. El orden del día es extraordinariamente amplio, y será preciso hacer gala de gran habilidad para gestionar el programa de trabajo propuesto. Espero que todos los participantes ayuden a las Presidencias en esta difícil labor. Como es natural, mi personal y yo, por la parte que nos toca, haremos cuanto sea posible por facilitar su trabajo.

En Abril de 2000, en la 11a. reunión de la Conferencia de las Partes, adoptamos unánimemente una ambiciosa Visión Estratégica para 5 años, hasta 2005. Ha transcurrido la mitad de ese período, y muchas de las metas establecidas en el plan aún no se han alcanzado. Insto, por tanto, a todas las Partes a que lo tengan debidamente en cuenta en la segunda mitad de su período de aplicación. Permítanme recordarles simplemente la finalidad global de la Visión Estratégica, que es "velar por que no se someta o se siga sometiendo a una explotación no sostenible a ninguna especie de fauna o flora silvestres con motivo del comercio internacional". Con este simple tema en mente, deberíamos poder adoptar decisiones adecuadas sobre todas las propuestas sometidas a nuestra consideración. Y propuestas hay, desde luego, para gusto de todos.

Hay no menos de 60 propuestas de enmienda de los Apéndices, es decir, para aumentar o disminuir el nivel de protección otorgado a las especies en virtud de la Convención. Hay también un sorprendente número de unas 87 propuestas de resoluciones y decisiones, documentos de debate e informes que habrá que tratar en la reunión. Estoy seguro de que para todos ha sido un desafío prepararse para ello en un año caracterizado por una avalancha de reuniones internacionales relacionadas con el medio ambiente.

Las cifras antes citadas y la evidente dificultad que para todos nosotros representará el tratamiento de esas propuestas me lleva hacer algunas observaciones:

Me permito, en primer lugar, reiterar mi preocupación por el hecho de que la CITES ha llegado a ser una Convención cuya observancia y aplicación son demasiado complejas, y destacar que hay una gran necesidad de retornar a lo básico, a las cosas realmente importantes en las que tenemos que centrarnos. Hay demasiadas resoluciones y decisiones que han de tenerse en cuenta, y en muchos casos no tenemos una idea clara del por qué hemos complicado tanto los asuntos y de cuáles son hoy en día los beneficios para la conservación de determinadas medidas. La Secretaría ha preparado para esta reunión un documento que inicia un proceso de eliminación de complicaciones y trámites burocráticos innecesarios. Os exhorto a pensar cuidadosamente sobre el costo de las medidas que hemos adoptado en el pasado, el costo de las que tenemos intención de adoptar en las próximas dos semanas, y los beneficios que esas decisiones puedan tener o no tener para la conservación de la vida silvestre. He estado involucrado en la CITES el tiempo suficiente para saber que determinados países, ONG e incluso particulares están orgullosos de lo que consideran sus resoluciones, porque alguna vez las propusieron. Yo también tengo algunas originarias de vida anterior, pero me ofrezco a ser el primero en romperlas si ahora constatamos que ya no contribuyen de manera significativa a la conservación.

Todas las Partes, sin excepción, tienen que hacer frente a problemas de aplicación y observancia. Los muchos estudios y proyectos en curso de la Secretaría y sus interlocutores, así como los informes que se presentarán a esta reunión, lo demuestran claramente. La inobservancia es en gran parte consecuencia de la falta de recursos, pero también de la adopción de disposiciones excesivamente complicadas y de la incomprensión por el público del por qué y el cómo de los reglamentos. Hay enormes posibilidades de simplificar y abaratar las cosas, y a mi juicio si lo hacemos podemos facilitar espectacularmente vuestro trabajo y al mismo tiempo aumentar la eficacia de la Convención, especialmente en y para los países en desarrollo que generan vida silvestre.

Mi segunda observación concierne a los recursos necesarios a nivel nacional para hacer frente al número creciente de reuniones internacionales en un número cada vez mayor de foros en la esfera ambiental. Evidentemente, esto requiere un nivel de coordinación más alto. En consecuencia, he participado activamente en los debates de los últimos dos años sobre la cuestión del buen gobierno ambiental internacional, que deberían haber desembocado en decisiones y resultados concretos en la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible, aunque me temo que no ha sido así.

Me congratulo de que hayamos logrado obtener importantes sumas de dinero para nuestro proyecto de patrocinio de delegados. Como consecuencia de ello, hemos podido contribuir a la asistencia de no menos de 95 países a esta reunión, y estoy muy agradecido a todos los que han hecho aportaciones. Sin embargo, la obtención de este tipo de recursos requiere una gran cantidad de tiempo y esfuerzo, y es evidente que la renuencia de muchos donantes a invertir en el patrocinio de la participación de determinadas personas en reuniones internacionales está vinculada al aumento del número de esas reuniones

La Secretaría propone que la próxima reunión de la Conferencia de las Partes se celebre en 2004, pero a partir de entonces sólo cada 3 años. Con ello se trata de mitigar la preocupación de muchos países sobre el número de reuniones que tienen que preparar y a las que tienen que asistir. También nos permitirá adoptar presupuestos trienales en vez del actual sistema, algo confuso, en el que se alternan ejercicios presupuestarios de dos y tres años. Tendrá también efectos positivos en el propio presupuesto, porque habrá una reunión menos cada 15 años.

Cuando se habla de la disponibilidad de recursos limitados es preciso hacer referencia a la aparente falta de prioridad política que en muchos países productores de vida silvestre y muchos países consumidores de vida silvestre se otorga a los asuntos de la CITES en general. En muchas ocasiones, las Autoridades Administrativas y Científicas de la CITES están en peores condiciones que sus colegas de otros departamentos gubernamentales, y carecen de los recursos más básicos. La falta de medios para asistir a reuniones importantes no es sino un síntoma de este problema. Uno de nuestros más importantes cometidos, incluso para las organizaciones no gubernamentales y los medios de comunicación, es sensibilizar más a los políticos y al público en general sobre el hecho de que la CITES tiene efectos visibles y positivos en la conservación de la fauna y flora silvestres, en la reducción de la pobreza y en el desarrollo sostenible, por lo que merece la pena invertir en ella. Hay, en efecto, un precio. Si la comunidad mundial quiere que los animales y plantes silvestres del mundo en desarrollo sean recursos compartidos, y si quiere que la responsabilidad sobre ellos se comparta, también será preciso compartir la factura de sus necesidades de gestión y conservación.

Quiero aprovechar esta oportunidad para expresar mi profunda admiración por las personas que trabajan sobre el terreno para la ordenación y la conservación de la vida silvestre y que arriesgan su vida día tras día, también, en buena medida, porque gozan de un nivel insuficiente de prioridad política, como consecuencia de lo cual carecen de los recursos y el equipamiento necesarios. Esta reunión debe rendir homenaje especial a todos esos hombres y mujeres, los guardas rurales y funcionarios de aduanas, policías y miembros de organismos especializados en los frentes de la CITES. Ellos ponen en práctica lo que nosotros decidimos, y sin ellos y su compromiso la Convención no sería lo que hoy es: una Convención que marca realmente una diferencia por lo que respecta a la conservación de la fauna y flora silvestres en todo el mundo.

Señor Presidente, señoras y señores, en esta reunión - además de tratar las importantes cuestiones financieras que acabo de mencionar - tendremos la oportunidad de adoptar una serie de importantes decisiones sobre cuestiones de principio que afectarán al futuro de la Convención. Permítanme que me refiera brevemente a algunas de ellas:

La Conferencia de las Partes ha confirmado en muchas ocasiones que la CITES puede incluir en sus Apéndices a cualquier especie de fauna y flora silvestre, con independencia de las responsabilidades de otras organizaciones. Creo firmemente que la CITES debe involucrarse allá donde pueda añadir valor a los esfuerzos de conservación derivados de otros acuerdos. También creo firmemente que la CITES no debe involucrarse donde no pueda añadir ese valor. Creo que ha llegado el momento de que la CITES aborde la esfera de la pesca comercial y las especies de madera y colabore estrechamente con organizaciones como la FAO, la CCRVMA y la OIMT, y aunando fuerzas con ellas. Podemos y debemos complementarnos mutuamente con el objetivo común de alcanzar niveles sostenibles de aprovechamiento y de comercio. Para ello es preciso que la CITES haga varias cosas:

Tenemos que disipar el temor, aparentemente generalizado, de que la inclusión en un Apéndice de la CITES supone el final del comercio internacional o de la pesca y la silvicultura comercial. Hay ejemplos recientes de que esto no es así. Debemos dejar bien claro que la CITES - a pesar de su nombre - no afecta únicamente a las especies amenazadas, y que puede ser una garantía para los bienes de consumo producidos de forma sostenible. Debemos disponer de criterios de inclusión que nos permitan incluir a una amplia variedad de animales y plantas silvestres de conformidad con sus necesidades de conservación y que tengan en cuenta diferencias biológicas entre especies. Tienen ustedes ante sí propuestas que abordan todas estas cuestiones.

En efecto, se ha preparado para ustedes un gran número de documentos en español, francés e inglés. Tengo necesariamente que destacar el ingente trabajo que mis colegas de la Secretaría han desarrollado para esta reunión, sumado al número creciente de tareas que ya tienen que desempeñar día tras día. Estoy extremadamente orgulloso del extraordinario equipo que tenemos en la Secretaría, y les agradezco su dedicación y las muchas horas extraordinarias empleadas, sin compensación, en su trabajo. Permítanme asegurarles que todos ellos, y, naturalmente, también yo, junto con nuestros competentes interpretes, relatores y muchos amigos chilenos, haremos cuanto esté en nuestro poder y aún más para procurar que esta reunión tenga éxito.

A pesar del volumen de documentos para la reunión, la CITES es tal vez la única Convención que los sigue proporcionando a los participantes en papel impreso antes de sus reuniones y cuando éstas comienzan. Por ello las Conferencias de la CITES son las que disponen de las mochilas más sólidas y deseadas. Expreso mi agradecimiento a los patrocinadores cuyos nombres figuran en ellas por habernos facilitado este apoyo tan práctico.

Por medio de nuestro sitio Web esta vez han tenido, especialmente, acceso a la información con una rapidez sin precedentes. Las recomendaciones de la Secretaría sobre las propuestas y las observaciones de las Partes y de muchas organizaciones internacionales y no gubernamentales constituyen un fundamento pormenorizado pero diverso para su participación en la reunión. Estoy persuadido de que elegirán debidamente entre las muchas opciones distintas que se les han presentado.

Las reuniones de la CITES son una oportunidad única para juntarse con muchos centenares de personas involucradas en la conservación de la naturaleza en todo el mundo y para entablar nuevas amistades o renovar viejas amistades con ellas. Estoy seguro de que también les atrae este aspecto de la reunión, especialmente porque, como consecuencia de las muchas y a menudo controvertidas propuestas que tenemos antes nosotros, las próximas dos semanas no estarán exentas de tensiones. Por consiguiente, les recomiendo a todos que aprovechen el fin e semana a mediados de la reunión para tomar aliento y disfrutar de las bellezas de Chile. Por su propio bien, les aconsejo que eviten crear grupos de trabajo y de redacción que tengan que reunirse ese fin de semana. Como contribución personal a la reducción del peligro de las reuniones en fin de semana, finalizaré aquí mi intervención.

Les deseo a todos una provechosa y fructífera reunión.

Les agradezco su amable atención, y, una vez más:

Muchas gracias, Chile.